El Equinoccio de Primavera empieza alrededor del 21 de Marzo en
el Hemisferio norte y 21 de Septiembre en el Hemisferio sur.
Este año ha empezado la
primavera el 20 de Marzo en el Hemisferio Norte hasta el 22 de Junio. El término prima proviene de
(primer) y vera de (verdor) “primer verdor”.
Astronómicamente, inicia en el
equinoccio de primavera y termina en el solsticio de estío. Se denomina
equinoccio al momento del año en que los días tienen una duración igual a la de
las noches en todos los lugares de la Tierra, excepto en los polos. La palabra
equinoccio proviene del latín aequinoctium y significa “noche igual”. Esto
sucede dos veces al año: el 21 de marzo, equinoccio de primavera y el 23 de
septiembre, equinoccio de otoño en el hemisferio Norte y a la inversa en el
Sur. En estas dos fechas, la duración del día es igual al de la noche para
todos los lugares de la Tierra.
Mitológicamente hay diversas historias:
1. La primavera en la mitología griega.
En la mitología griega, encontramos a la primavera representda por Perséfone (en griego
antiguo Περσεφόνη Persephónē, ‘la que lleva la muerte’) es hija de
Zeus y de Deméter (ἡ Μητὴρ hê Mêtềr, ‘la madre’). La joven doncella,
llamada hasta entonces Koré (Κόρη, ‘hija’), es raptada por Hades
convirtiéndose en la reina del Inframundo.
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Las
diosas Démeter(1) y Perséfone(2) representaban para los pueblos de la antigüedad
los poderes de la naturaleza, su transformación y la emergencia cíclica. En
la antigua Grecia, el primer día de la primavera era el día en que Perséfone(2), prisionera bajo tierra durante seis meses, volvía
al regazo de Deméter(1), su madre.
Cuenta
Homero que en el sureste de Europa hubo un tiempo en el que reinaba la eterna
primavera. La hierba siempre era verde y espesa y las flores nunca
marchitaban. No existía el invierno, ni la tierra yerma, ni el hambre. La
artífice de tanta maravilla era Démeter(1), la cuarta esposa de Zeus(3). De
este matrimonio nació kore, luego llamada Perséfone(2). Se trataba de una hermosa joven adorada por su
madre que solía acercarse a un campo repleto de flores a jugar. Un día, pasó
por allí el terrible Hades(4) con su
temible carro tirado por caballos. Se encandiló con Perséfone(2) y la raptó para llevarla al subsuelo, su
territorio. Deméter(1), al no encontrar a su hija y con
una antorchas en cada mano, emprendió una peregrinación de nueve días y nueve
noches. Al décimo día el Sol, que todo lo ve, se atrevió a confesarle quién
se había llevado a su hija. Irritada por la ofensa, Démeter(1) decidió abandonar sus funciones y el Olimpo.
Vivió y viajó por la tierra. Esta se quedó desolada y sin ningún fruto ya
que, privada de su mano fecunda, se seca y las plantas no crecen. Ante este
desastre Zeus(3) se vio obligado a intervenir pero
no pudo devolverle la hija a su madre. Es que Perséfone(2) ya había probado el fruto de los infiernos (la
granada) y por eso le era imposible abandonar las profundidades y regresar al
mundo de los vivos. Sin embargo, se pudo llegar a un acuerdo: una parte del
año Perséfone(2) lo pasaría con su esposo y, la otra
parte, con su madre.
Lo
que este mito indica es que cuando Perséfone(2) regresa con su madre, Démeter(1) muestra su alegría haciendo reverdecer la tierra,
con flores y frutos. Por el contrario, cuando la joven desciende al
subterráneo, el descontento de su madre se demuestra en la tristeza del otoño
y el invierno. Así se renueva anualmente el ciclo de las estaciones y así
explicaban los griegos la sucesión de ellas: el otoño y el invierno son
tristes y oscuros como el corazón de Deméter(1) al estar separada de su hija. La alegría y la
serenidad retornan cuando vuelve con ella, es decir, cuando comienza la
primavera.
Referencias: Los dioses y sus símbolos
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(2) Perséfone
Representa a la
primavera. Para los romanos era Proserpina.
(3) Zeus
Padre de los dioses, dueño y señor del cielo.
(4) Hades
Dios de los infiernos
que rige en el Tártaro o Mundo de los Muertos.
2. La primavera en la mitología Romana.
Proserpina (del latín proserpere,
‘emerger’) es una antigua diosa
cuya historia es la base de un mito de la primavera. Es la
equivalente en la mitología romana
a la diosa griega
Perséfone.
Proserpina fue subsumida por el culto de Libera,
una antigua diosa de la
fertilidad, esposa de Liber.
Es una deidad de vida,
muerte y resurrección.
Proserpina fue hija de Ceres
y Júpiter,
y se le describía como una joven sumamente encantadora.
Venus,
para dar amor a Plutón,
envió a su hijo Amor
(también conocido como Cupido)
para que acertase a Plutón con una de sus flechas. Proserpina estaba en Sicilia, en el lago Pergusa (cerca de Enna), donde se bañaba, jugaba con algunas
ninfas y recogía flores.
Entonces Plutón surgió del cercano volcán Etna con cuatro caballos negros y la raptó
para casarse con ella y vivir juntos en el Hades, el inframundo grecorromano,
del que era gobernante. Plutón era también su tío, pues Júpiter y Ceres eran
sus hermanos. Así pues, Proserpina es la Reina del Inframundo.
Su madre Ceres, diosa de los cereales o la Tierra, marchó a buscarla
en vano por todos los rincones del mundo, pero no logró hallar más que un
pequeño cinturón que flotaba en un pequeño lago (hecho con las lágrimas de las
ninfas). En su desesperación Ceres detuvo enfurecida el crecimiento de frutas y
verduras,y se arrancó los vestidos y se arañó la cara, cayendo así una
maldición sobre Sicilia. Ceres rehusó volver al Olimpo y empezó a vagar
por la tierra, convirtiéndose en desierto lo que pisaba. Perdió su hoz en la
ciudad de Trápani.
Preocupado, Júpiter
envió a Mercurio
para que mandara a Plutón que liberase a
Proserpina. Éste obedeció, pero antes
de dejarla ir le hizo comer seis semillas de granada (un símbolo de
fidelidad en el matrimonio), de forma que tuviese que vivir seis meses al año
con él, pudiendo permanecer el resto con su madre. Ésta es pues la razón de la
primavera: cuando Proserpina vuelve con su madre, Ceres decora la tierra con
flores de bienvenida, pero cuando en el otoño vuelve al Hades, la
naturaleza pierde sus colores.
3. Ostara.
Ostara (antiguo
inglés, Eostre) es el nombre de una antigua divinidad germánica de la
primavera, cuyo primer antecedente documental procede del monje bendictino Beda el Venerable, quien
en su libro historiográfico, "De Temporum Ratione", afirma que los
anglosajones llamaban al mes de abril "eosturmonath", en homenaje a
una divinidad de ese nombre. Ēostre se halla detrás del nombre de la Pascua en
inglés: Easter. Luego es Jacob Grimm
quien vuelve a retomar el tema de la diosa germana de nombre Ostara en la
"Deutsche Mythologie".
Ostara, el equinoccio de primavera,
marca el tiempo de la renovación y el renacimiento. Los días y las noches
tienen la misma duración. Esta festividad era conocida con el nombre de Ostara
por la diosa teutónica de la fertilidad Eostre. En este tiempo la tierra se
empieza a calentar y a convertirse en un paraíso verde. Todo es símbolo de
fertilidad. Los animales despiertan del período de hibernación. Es la fiesta de
la alegría y del romance.
Aunque el nombre de Ostara es
utilizado para esta fiesta, está más bien relacionado con una diosa lunar y se
suele festejar el esbat siguiente, en la Luna Llena del equinoccio.
Este día celebramos el reinicio de la vida después de un prolongado
período de oscuridad y frío. El calor de la primavera se lleva el frío dando
vida y fortaleza a la tierra para iniciar un nuevo ciclo. Hoy debemos festejar
la alegría de la vida y de la fertilidad que tiene la tierra en estos momentos.
Es un tiempo para admirar la hermosa creación de
la naturaleza desde su nacimiento.
4. Attis.
Resurrección de Attis. Fiesta
Hilaria o Día de la alegría.
Este día es considerado como el
equinoccio de primavera. Dentro de la festividad de Attis, con las primeras
luces de este día, el Archigalo anunciaba la resurrección del dios y la
esperanza de salvación para sus iniciados, tras lo cual los fieles estallaban
en violentas manifestaciones de júbilo.
La gente se viste con los más
variopintos disfraces en una especie de carnaval. Mientras, los iniciados
pertenecientes a la secta Cibeles inician una ceremonia de renacimiento y
remisión de los pecados en el santuario de la Diosa, situado en la ciudad de Roma,
sobre la colina Vaticana
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