20 de marzo de 2012

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA

   El Equinoccio de Primavera empieza alrededor del 21 de Marzo en el Hemisferio norte y 21 de Septiembre en el Hemisferio sur.    
  Este año ha empezado la primavera el 20 de Marzo en el Hemisferio Norte hasta el 22 de Junio. El término prima proviene de (primer) y vera de (verdor) “primer verdor”.

      Astronómicamente, inicia en el equinoccio de primavera y termina en el solsticio de estío. Se denomina equinoccio al momento del año en que los días tienen una duración igual a la de las noches en todos los lugares de la Tierra, excepto en los polos. La palabra equinoccio proviene del latín aequinoctium y significa “noche igual”. Esto sucede dos veces al año: el 21 de marzo, equinoccio de primavera y el 23 de septiembre, equinoccio de otoño en el hemisferio Norte y a la inversa en el Sur. En estas dos fechas, la duración del día es igual al de la noche para todos los lugares de la Tierra.

Mitológicamente hay diversas historias:



1. La primavera en la mitología griega.

En la mitología griega, encontramos a la primavera representda por Perséfone (en griego antiguo Περσεφόνη Persephónē, ‘la que lleva la muerte’) es hija de Zeus y de Deméter (ἡ Μητὴρ hê Mêtềr, ‘la madre’). La joven doncella, llamada hasta entonces Koré (Κόρη, ‘hija’), es raptada por Hades convirtiéndose en la reina del Inframundo.


Las diosas Démeter(1) y Perséfone(2) representaban para los pueblos de la antigüedad los poderes de la naturaleza, su transformación y la emergencia cíclica. En la antigua Grecia, el primer día de la primavera era el día en que Perséfone(2), prisionera bajo tierra durante seis meses, volvía al regazo de Deméter(1), su madre.
   Cuenta Homero que en el sureste de Europa hubo un tiempo en el que reinaba la eterna primavera. La hierba siempre era verde y espesa y las flores nunca marchitaban. No existía el invierno, ni la tierra yerma, ni el hambre. La artífice de tanta maravilla era Démeter(1), la cuarta esposa de Zeus(3). De este matrimonio nació kore, luego llamada Perséfone(2). Se trataba de una hermosa joven adorada por su madre que solía acercarse a un campo repleto de flores a jugar. Un día, pasó por allí el terrible Hades(4) con su temible carro tirado por caballos. Se encandiló con Perséfone(2) y la raptó para llevarla al subsuelo, su territorio. Deméter(1), al no encontrar a su hija y con una antorchas en cada mano, emprendió una peregrinación de nueve días y nueve noches. Al décimo día el Sol, que todo lo ve, se atrevió a confesarle quién se había llevado a su hija. Irritada por la ofensa, Démeter(1) decidió abandonar sus funciones y el Olimpo. Vivió y viajó por la tierra. Esta se quedó desolada y sin ningún fruto ya que, privada de su mano fecunda, se seca y las plantas no crecen. Ante este desastre Zeus(3) se vio obligado a intervenir pero no pudo devolverle la hija a su madre. Es que Perséfone(2) ya había probado el fruto de los infiernos (la granada) y por eso le era imposible abandonar las profundidades y regresar al mundo de los vivos. Sin embargo, se pudo llegar a un acuerdo: una parte del año Perséfone(2) lo pasaría con su esposo y, la otra parte, con su madre.
   Lo que este mito indica es que cuando Perséfone(2) regresa con su madre, Démeter(1) muestra su alegría haciendo reverdecer la tierra, con flores y frutos. Por el contrario, cuando la joven desciende al subterráneo, el descontento de su madre se demuestra en la tristeza del otoño y el invierno. Así se renueva anualmente el ciclo de las estaciones y así explicaban los griegos la sucesión de ellas: el otoño y el invierno son tristes y oscuros como el corazón de Deméter(1) al estar separada de su hija. La alegría y la serenidad retornan cuando vuelve con ella, es decir, cuando comienza la primavera.
Referencias: Los dioses y sus símbolos
(1) Deméter
Diosa de la fecundidad de los campos, la Madre Tierra, diosa del trigo, que proporciona el pan. En la mitología latina es Ceres, que está representada como una digna matrona que porta dos antorchas, símbolo de  nacimiento y de luz.
(2) Perséfone
Representa a la primavera. Para los romanos era Proserpina.

(3) Zeus
Padre de los dioses, dueño y señor del cielo.

(4) Hades
Dios de los infiernos que rige en el Tártaro o Mundo de los Muertos.

2. La primavera en la mitología Romana. 
Proserpina (del latín proserpere, ‘emerger’) es una antigua diosa cuya historia es la base de un mito de la primavera. Es la equivalente en la mitología romana a la diosa griega Perséfone. Proserpina fue subsumida por el culto de Libera, una antigua diosa de la fertilidad, esposa de Liber. Es una deidad de vida, muerte y resurrección.
Proserpina fue hija de Ceres y Júpiter, y se le describía como una joven sumamente encantadora.
Venus, para dar amor a Plutón, envió a su hijo Amor (también conocido como Cupido) para que acertase a Plutón con una de sus flechas. Proserpina estaba en Sicilia, en el lago Pergusa (cerca de Enna), donde se bañaba, jugaba con algunas ninfas y recogía flores. Entonces Plutón surgió del cercano volcán Etna con cuatro caballos negros y la raptó para casarse con ella y vivir juntos en el Hades, el inframundo grecorromano, del que era gobernante. Plutón era también su tío, pues Júpiter y Ceres eran sus hermanos. Así pues, Proserpina es la Reina del Inframundo.
Su madre Ceres, diosa de los cereales o la Tierra, marchó a buscarla en vano por todos los rincones del mundo, pero no logró hallar más que un pequeño cinturón que flotaba en un pequeño lago (hecho con las lágrimas de las ninfas). En su desesperación Ceres detuvo enfurecida el crecimiento de frutas y verduras,y se arrancó los vestidos y se arañó la cara, cayendo así una maldición sobre Sicilia. Ceres rehusó volver al Olimpo y empezó a vagar por la tierra, convirtiéndose en desierto lo que pisaba. Perdió su hoz en la ciudad de Trápani.
Preocupado, Júpiter envió a Mercurio para que mandara a Plutón que liberase a
Proserpina. Éste obedeció, pero antes de dejarla ir le hizo comer seis semillas de granada (un símbolo de fidelidad en el matrimonio), de forma que tuviese que vivir seis meses al año con él, pudiendo permanecer el resto con su madre. Ésta es pues la razón de la primavera: cuando Proserpina vuelve con su madre, Ceres decora la tierra con flores de bienvenida, pero cuando en el otoño vuelve al Hades, la naturaleza pierde sus colores.

3. Ostara.
Ostara (antiguo inglés, Eostre) es el nombre de una antigua divinidad germánica de la primavera, cuyo primer antecedente documental procede del monje bendictino Beda el Venerable, quien en su libro historiográfico, "De Temporum Ratione", afirma que los anglosajones llamaban al mes de abril "eosturmonath", en homenaje a una divinidad de ese nombre. Ēostre se halla detrás del nombre de la Pascua en inglés: Easter. Luego es Jacob Grimm quien vuelve a retomar el tema de la diosa germana de nombre Ostara en la "Deutsche Mythologie".


   Ostara, el equinoccio de primavera, marca el tiempo de la renovación y el renacimiento. Los días y las noches tienen la misma duración. Esta festividad era conocida con el nombre de Ostara por la diosa teutónica de la fertilidad Eostre. En este tiempo la tierra se empieza a calentar y a convertirse en un paraíso verde. Todo es símbolo de fertilidad. Los animales despiertan del período de hibernación. Es la fiesta de la alegría y del romance.
  Aunque el nombre de Ostara es utilizado para esta fiesta, está más bien relacionado con una diosa lunar y se suele festejar el esbat siguiente, en la Luna Llena del equinoccio.
  Este día celebramos el reinicio de la vida después de un prolongado período de oscuridad y frío. El calor de la primavera se lleva el frío dando vida y fortaleza a la tierra para iniciar un nuevo ciclo. Hoy debemos festejar la alegría de la vida y de la fertilidad que tiene la tierra en estos momentos. Es un tiempo para admirar la hermosa creación de la naturaleza desde su nacimiento.    


4. Attis.
Resurrección de Attis. Fiesta Hilaria o Día de la alegría.

Este día es considerado como el equinoccio de primavera. Dentro de la festividad de Attis, con las primeras luces de este día, el Archigalo anunciaba la resurrección del dios y la esperanza de salvación para sus iniciados, tras lo cual los fieles estallaban en violentas manifestaciones de júbilo.
La gente se viste con los más variopintos disfraces en una especie de carnaval. Mientras, los iniciados pertenecientes a la secta Cibeles inician una ceremonia de renacimiento y remisión de los pecados en el santuario de la Diosa, situado en la ciudad de Roma, sobre la colina Vaticana



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